Una mirada funky y honesta a cómo el jangueo boricua pasó de ser épico a una misión imposible, con nostalgia, humor y sabor boricua.
Imagina esto: llegas a Puerto Rico con la mentalidad de “¡La calle me llamaaa y la garganta me pica!” porque, claro, el boricua en la diáspora vive con la ilusión de que el jangueo aquí sigue siendo tan épico como lo era antes del 2017. Spoiler alert: no lo es. Pero, si buscas un jangueo decente, un shoutout a Bar 0.2 por mantener viva la esperanza de buena música, buenos tragos y esa vibra que nos recuerda que todavía queda algo del viejo Puerto Rico.
Ahora, si eres trentón y quieres caminar un poquito más, el jangueo empieza en la primera parte de La Cerra y sigue hasta llegar a ALAS 🪽😉 — el que sabe, sabe —
El night life está en coma, y no es por culpa de la inflación ni del reguetón de TikTok. Fue María quien dio el primer puño al hígado y Miguel Romero con su dichoso código municipal quien lo enterró seis pies bajo tierra. Porque claro, ¿qué mejor manera de revivir la economía que matando los negocios nocturnos con multas ridículas y regulaciones absurdas?
¿Y qué hay de la comida late-night? Antes, era normal encontrarte un pincho a cualquier hora, pero ahora, después de las 9:30 p.m., la vida culinaria es un chiste malo. ¿Quieres un buen late night snack? Amigo, NO, tienes que ser madrugador porque, al parecer, comer después de las 10:00 p.m. es un crimen federal en esta isla. Si te da hambre después del jangueo, las opciones confiables son contadas, como el BK de la 18* o un clásico de clásicos: Los Pinos, el lugar donde las conversaciones filosóficas y el arroz con habichuelas a las 2:00 a.m. van de la mano.
Extraño ver el sol salir en Aqua (again, el que sabe, sabe). Ni hablar de los lunes de salsa en La Factoría con Héctor Tempo y Roberto Roena (que en la luz estén descansando).
Estas 104 horas en Puerto Rico me han hecho reflexionar seriamente sobre el jangueo boricua que alguna vez conocí y amé. ¿Dónde quedó esa vibra de chinchorrear hasta que salga el sol? Entre apagones, regulaciones municipales, y la falta de buena comida nocturna, siento que el espíritu del jangueo murió, y ni el ron más barato lo puede resucitar.
Pero, ¿sabes qué? Aunque estemos jangueando con linternas y comiendo tostones fríos en el carro,
ser boricua es eso: hacer magia con lo que hay.
Porque aunque nos quiten la noche, el día siempre llega con sabor a café y revolú. ¿El problema? Nos quitaron el jangueo pero nunca el espíritu indomable.
Graciasss por leer mi rant 🤭
Besiss 😽
Génesis ❣️
Me gustaaaaaa! 💘
Graciasss 🙏🏽💘
🙂 G esto ta cabrón!
Tyyyy boo